Por Diana L.K
La nueva serie de televisión, Freud, tiene que ver poco o nada con la vida real del psicoanalista.
Desde que el ahora gigante Netflix decidió volverse el magnate del arte cinematográfico y la televisión, y ser productor y distribuidor, no se volvieron a encontrar muchas opciones de buen cine en su plataforma, como sucedía años atrás.
Sin embargo, y a pesar de la resistencia que hay en la crítica a sus películas y series, hemos encontrado algunas producciones que por su argumento, o intención, o producción, o talento del equipo con quienes se asociaron para la producción, vale la pena explorar.
Freud, el detective psicoanalista que descubre las aberraciones humanas detrás del crimen, con alguna ayuda de la brujería
La recién estrenada serie Freud protagonizada por el actor Robert Finster abre un nuevo e interesante espectro en la producción de televisión de interés, que va más allá de lo tradicional, o lo trivial.
Sin embargo su intento de hacer de lo profundo algo popular pudo haber traicionado el principio de crear algo nuevo, diferente y profundo, que responda a las expectativas del público al que busca estar dirigida la serie.
Si la nueva serie que acaba de lanzar Netflix, producida en alemán por el director austriaco Marvin Kren llevara otro nombre, tal vez podría tener mayor éxtio.
Pero no obstante, a la serie filmada en Praga decidieron llamarla Freud, y emular lo que quisieron de la vida del neurólogo, del padre del psicoanálisis y uno de los científicos mas importantes de la historia Sigmund Freud, no hicieron claridad de que la serie no es la obra autobiográfica del verdadero Freud, sino una historia con altísimos estándares de sangre, sexo y suspenso al estilo Sherlock Homes vista desde el punto de vista de un Sigmond Freud inventado.
Los primeros capítulos de la serie lanzada el pasado 23 de marzo muestran aspectos de la vida política y cultural en la que nació y creció el verdadero Freud. También intenta mostrar de manera cruda y tal vez nunca antes vista las aberraciones psicológicas detrás de actos de asombrosa barbarie.
Sin embargo el interés de los productores de yuxtaponer la vida del psicoanalista con la acción e intriga de una película de terror pudo haber ido muy lejos.
Presentar a una de las figuras más notables de la historia como un desaforado cocainómano, investigador de crímenes escabrosos guiado por visiones paranormales y brujería puede ser masivamente interesante.
Pero la película crea confusión en el espectador sobre hasta dónde es verdad o ficción lo que se ve, y crea desencanto en quienes buscábamos una producción reveladora y magistral que profundizará en la vida de Sigmond Freud y sus teorías científicas sobre psicoanálisis.
Puede ser temprano para juzgar. La serie está aún en sus comienzos. Sólo si pudiéramos olvidarnos de la vida del científico y disfrutar de la exuberante y macabra creatividad de la serie, al mejor estilo Edgar Allan Poe, el plan de verla puede resultar genial, aunque miedoso. Juzquen por ustedes.