“Las clases alta y altísima, a las que casi nunca se ha tocado, prendieron sus alarmas… aunque discretísimas…”
Puente de la calle 100 con carrera 15, en el norte de Bogotá, Colombia. Foto Diana Leal K. Medialuna Magazine
BLANCO Y NEGRO
Colombia se encuentra en una gran encrucijada por las interminables incógnitas que rodean y acosan a toda su población, en torno a la reforma tributaria, que según los entendidos es “impajaritable” por la olla raspada que le dejó el expresidente Ivan Duque al nuevo mandatario Gustavo Petro.
Las clases alta y altísima, a las que casi nunca se ha tocado, prendieron sus alarmas, aunque discretísimas, durante la Asamblea de la Andi. Los medianos van a ser lanzados a estratos 1,2 y 3, pero con gravámenes de clase 6, mientras la anteriormente llamada baja, quedará a expensas de los subsidios del estado.
Es innegable que la reforma tributaria es inaplazable, como lo han planteado Petro, el ministro Ocampo y Ferrari, el nuevo ¿Director de Planeación? Infortunadamente la “llavería Ocampo-Ferrarí”, podría quedar desmembrada, por los funestos intereses que existen para impedir que Colombia establezca una verdadera estructura productiva, que nos lleve a modernizar la economía, cambiando la minería por agricultura, manufactura, turismo, economía digital y actividades que tengan futuro. No podemos depender exclusivamente de hidrocarburos y minería pero, sí aprovecharlos, durante 8 o 10 años, cuando fenecen los contratos de exploración.
La “llave OcFer”, considera indispensable la reforma tributaria, porque los de mayores ingresos y patrimonios, pagan muy poco, y se recargan en los menos afortunados y en los pensionados.
Nuestro país, nuestra población y nuestro esfuerzo, deben centrarse en el cambio, propuesto por Petro, para alcanzar una nueva estructura productiva, como propone muy acertadamente el profesor Ferrari, para racionalizar las tasas de consumo y de inversión que fortalezcan el ahorro. La pobreza, el desempleo, la inflación y las estructuras de consumo e inversión, requieren un tratamiento macroeconómico superior a la acelerada velocidad que lleva la matriz económica del mundo.
La inflación no se controla con tasas de interés. Esa fórmula ha sido descalificada por las únicas economías que crecen en el mundo. China y Corea, para poner solo dos ejemplos, demostraron que tal vez nuestros economistas y directores del Emisor, van por la ruta equivocada. Los intereses solo sirven para elevar las arcas del sistema financiero, mientras 35 millones de pobres, la agonizante clase media y los pensionados van camino a la gran hambruna.
La fórmula “OcFer” -si no tumban a Ferrari, el que sabe- hay que respaldarla, porque está preparada para sacarnos de la encrucijada a la que nos han llevado las políticas económicas de MIT, solo exitosas en los países desarrollados, pero funestas para el mundo en desarrollo.
Ella acepta ajustar la reforma tributaria, con un estricto control a la corrupción. Echarle mano a los Castaño, encarcelarlos y quitarles lo robado. Ponerle trabajo a la Procuraduría para que atrape a los saqueadores del fisco y acabar con las excesivas nóminas paralelas. Ahí tendríamos 80 y más billones para adelantar un gobierno que traiga la equidad y el beneficio para todos los colombianos.
¡Este gobierno, este congreso y este pueblo, lucharán hombro a hombro, hasta conquistar la prosperidad!
BLANCO: El Nobel Santos es clave para lograr la paz Rusia-Ucrania. Con Ban Ki Moon, Dicen que el mundo debe saber que ¡las guerras no se ganan; se acaban!
NEGRO: Con bodegas y fake News quieren menguar a Petro.
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